martes, 16 de febrero de 2010

Invierno.


Creo que recordaremos este invierno en Madrid por mucho tiempo, pues ya son 7, las veces que nieva en la ciudad y bien.
Quizá es para recordarnos Suecia, pero verdaderamente creo que no he vivido un invierno igual desde que regresé de nuevo aquí en 2000. Allí, en Suecia, llegan este invierno a 30 y 40 grados bajo cero y a mi me interpela como pueden las personas soportarlo y ser felices cada día, condiciones verdaderamente extremas especialmente este año, pobres suequitos mios.





A mi me gusta el invierno, quizá porque nací en esta estación del año, y son muchos los recuerdos que tengo de mi infancia, en invierno, recuerdos entrañable que huelen fundamentalmente a hogar, a cariño: adoraba cuando papa nos ponía en fila a las 3 para colocarnos el pijama calentito de la estufa en el pueblo, y es que en Ávila le pega bien también, o esos platos de papatas amarillas que nos cocinaba mama, bien calientes, que te sabían a gloria cuando regresabas del colegio, y que comíamos con la luz encendida, porque era oscuro y no entraba mucha luz al comedor. Y también recuerdo aquella muñeca de agua caliente, que bajo las sábanas era bendición de Dios, no sé, olores a plancha, a tortilla francesa, a leña y humo de chimenea....









Quizá lo mejor sea que hay un tiempo para cada cosa, y después de la tormenta llega la calma, después del invierno la primavera, y ahora empieza ese punto en el que harta de tu ropa de invierno, deseas ponerte una camisa a cuerpo y ponerte al sol en una terracita con una caña o dos, a esa temperatura perfecta que ni frio ni calor, donde el mismo sol te da la vida.

Siempre pienso en la gente que está fuera cada noche, bajo techo y tras la ventana todo se ve diferente, sólo sacar el pie de debajo del nórdico cada mañana para empezar un nuevo día me da una pereza, es el peor paso, después todo empieza a levantar, como la mañana, amanece para repetirme que todo alrededor es bueno, y que tan sólo algunas cosas no pueden ser cuando uno desea, pero llegarán, como la primavera, entonces todo tendrá un color diferente, como la vida en las montañas con sus flores, agua y animales, gritará que gracias a un duro y frio invierno, todo se ve diferente.

Dolo